Discurso de Fernando T. Maestre en la inauguración del jardín "Fernando Tomás Maestre Gil" en Sax, 03/10/2022

Ilmo. Sr. Presidente de la Excma. Diputación Provincial de Alicante, Carlos Mazón, Portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en las Cortes Valencianas y paisana, Ana Barceló, Rectora de la Universidad de Alicante, querida Amparo Navarro, Alcaldesa de Sax, querida Laura Esteban, Vicerrector y Vicerrectora de la Universidad de Alicante, queridos Juan y Rosa María, concejales del Ayuntamiento de Sax, querida familia y amigos, compañeros y compañeras de la Universidad de Alicante, vecinos y vecinas de Sax, buenas tardes a todos y a todas.

Me gustaría comenzar mi intervención haciendo honor a uno de mis refranes preferidos, que no es otro que “es de bien nacido ser agradecido”. Hoy no estaríamos aquí ni yo hubiera seguido la trayectoria que he seguido de no ser por el apoyo, el cariño y la ayuda de un gran número de personas. Quiero comenzar agradeciendo a mi familia su cariño, amor y apoyo incondicional durante los 46 años de mi existencia. A mi mujer, María Dolores, e hijos, Lucas y Lluvia, por haberme permitido formar una familia maravillosa con la que compartir mi vida y por la que trabajar por contribuir a que el futuro no sea tan malo como nos lo pintan. A mis padres, Purificación y Tomás Fernando, por haberme criado como lo han hecho y por darme la libertad para poder estudiar lo que quería pese a que allá por 1994 estudiar Biología no era precisamente lo que parecía tener más futuro. A mis hermanos, José Joaquín y Rafael, por tantos buenos momentos como hemos pasado juntos a lo largo de los años (y los que nos quedan por pasar). Al resto de mi familia y a mi familia política, quien siempre me acogió como un hijo más. A quienes no están hoy aquí pero que sin duda hubieran disfrutado mucho este momento, como mi abuelo Joaquín, un sajeño de pro, mi suegro Antonio -gran amante de las plantas y quien seguro que pasaría mucho tiempo en este jardín- y a mis tíos Tomás y Rafael, quien siempre apoyó mis aspiraciones académicas. Y por último, pero no menos importante quiero agradecer al Ayuntamiento de Sax y muy particularmente a la Alcaldesa Laura Barceló y a los concejales José Martínez Antolín, José Mª Espí y Justo Hernández, así como al resto del equipo de gobierno y concejales, por proponer que este jardín lleve mi nombre, a la Diputación de Alicante por financiar su construcción y a los integrantes del taller de empleo Saxun por el excelente trabajo que han hecho ajardinándolo. Creo que estaréis de acuerdo conmigo en que ha quedado un rincón precioso.

Dice un proverbio africano que se necesita todo un pueblo para educar a un niño y soy plenamente consciente de que mi trayectoria no hubiera sido posible sin el apoyo de numerosas personas e instituciones de gran importancia que muchas veces no tienen el reconocimiento que se merecen. Me gustaría comenzar destacando la labor de nuestros maestros y profesores, personas que como mi profesor de Física y Química en el Bachillerato José Luis Cremades -aquí presente-, dan lo mejor de sí mismos para que en su día nosotros y hoy nuestros hijos e hijas no sólo adquieran conocimientos que les serán de gran importancia para su futuro devenir profesional sino para complementar la educación que reciben en casa y que sin duda es fundamental para conseguir ciudadanos de bien, tolerantes, libres y con opinión propia. En todo este proceso juega un papel fundamental nuestro sistema educativo y muy especialmente nuestro sistema público de colegios, institutos, centros de formación profesional y universidades, aquí representada por la rectora de nuestra muy querida Universidad de Alicante y por varios de sus vicerrectores. Como egresado de esta institución y persona que ha colaborado y/o tratado con más de un centenar de colegas de más de 40 países diferentes puedo afirmar sin temor a equivocarme que la formación que recibí en mi universidad no tiene nada que envidiar a la que han recibido colegas que vienen de instituciones tan prestigiosas como Oxford, Yale o Stanford. Nuestro sistema educativo público es como un árbol vigoroso con unas buenas raíces pero que tenemos que cuidar ya que al igual que los árboles de verdad tiene sus propias plagas y sufre con las sequías y los cambios de clima cuando éstos son tan abruptos como los que estamos sufriendo en la actualidad. Tenemos un verdadero tesoro con nuestro sistema educativo que tenemos que cuidar para que pueda seguir cumpliendo su labor. Tanto nuestra universidad como nuestro sistema público de investigación y desarrollo son fundamentales para que podamos afrontar con éxito los principales retos que tenemos como sociedad, entre los que se encuentran la emergencia climática, la contaminación por el plástico y otros residuos, la creciente influencia de algoritmos en nuestro día a día, el envejecimiento de la población y la polarización de la sociedad. Es precisamente nuestro sistema público de investigación y desarrollo quien me permitió seguir formándome tras mi doctorado de la mano de los mejores en Universidades como la de Duke, Montana y Vermont en Estados Unidos, quien posibilitó mi vuelta a España en 2015 y más recientemente el que pudiera volver a Alicante en 2019 después de pasar más de 14 años trabajando en la Universidad Rey Juan Carlos gracias al programa GenT de la Generalitat Valenciana. Tampoco quiero olvidarme de todos los mentores que he tenido a lo largo de los años, como mi director de tesis Jordi Cortina, y de todos los técnicos, estudiantes, doctorandos, investigadores postdoctorales y visitantes que han pasado por el Laboratorio de Ecología de Zonas Áridas y Cambio Global. Nuestra investigación, y por ende el reconocimiento que recibo por ella, no sería posible sin todo su trabajo, ideas e ilusión y ellos y ellas me hacen ser y parecer mejor investigador de lo que soy.

A lo largo de mi trayectoria profesional he tenido la inmensa fortuna y honor de haber recibido múltiples distinciones y reconocimientos, algunos tan importantes como el Premio Rei Jaume I o el Humboldt Research Award. Siendo todos ellos muy importantes para mí he de reconoceros que ninguno me ha hecho tanta ilusión y me ha llegado tanto al corazón como el que este jardín lleve mi nombre. Recuerdo muy bien como en una reunión con Laura Barceló y José Martínez para hablar sobre distintos temas relativos al medio ambiente sajeño me comentaron que un jardín llevaría mi nombre. Me quedé casi sin saber que decir y a punto estuve de derramar alguna lágrima, pues fue algo tan inesperado para mí como emocionante. De hecho, aún estoy asimilándolo. Quién nos iba a decir María Dolores cuando me decías hace unos cuantos años ya no muy lejos de aquí de qué íbamos vivir de la biología…. y mira dónde nos ha llevado el estudio de la vida.

Dice un proverbio chino que el mejor momento para plantar un árbol fue hace veinte años. El segundo mejor momento es hoy. Y qué mejor momento que hoy para celebrar la inauguración de un nuevo espacio verde en este rincón tan emblemático de Sax. Dice Lluís Vergés que los árboles nos regalan esperanza, paz y equilibrio. Y no sólo eso, sino que refrescan las ciudades al liberar por sus hojas vapor de agua, mejoran nuestro estado de ánimo y salud y capturan el CO2 del aire para liberar oxígeno a la atmósfera, siendo pues uno de los mejores aliados que tenemos para luchar contra la emergencia climática que estamos viviendo. El tórrido verano que hemos sufrido no es más que un tráiler de la película del clima del futuro, que no es un futuro lejano sino que ya tenemos aquí. Resulta pues fundamental que comencemos a adaptarnos a unas condiciones climáticas que se van a caracterizar por unos veranos más calurosos de lo que estamos acostumbrados y a un clima cada vez más seco y árido. Si queremos que dentro de 20 años Sax siga siendo tan habitable como hasta ahora, sobre todo en verano,  necesitamos que más árboles y arbustos como los que pueblan esta plaza ocupen sus calles y plazas. Necesitamos más que nunca de la sombra que nos proporcionan, del verde esperanza que caracteriza a sus hojas y de la paz y el sosiego que nos transmite el transitar entre ellos. Y no sólo nosotros, ya que nuestra maltrecha biodiversidad necesita también de jardines como éste, que va a ser el nuevo hogar de muchas especies de insectos que seguirán proporcionándonos bienes y servicios esenciales de manera altruista. Y quien piense que no necesitamos esta biodiversidad, que imagine cuánto dinero costaría polinizar a mano los almendros y frutales que pueblan nuestros campos y lo triste que sería nuestra existencia sin poder oír el trinar de los pájaros ni deleitarnos con la belleza de las flores que los insectos polinizan.

En la reunión que he mencionado anteriormente me dijo la alcaldesa de Sax que crear un parque, un banco o una plaza no es política y no puedo estar más de acuerdo con esta afirmación ya que hacerlo es una decisión por y para el bien común. Este reverdecimiento que tanto necesita el casco urbano de Sax, al igual que otros pueblos y ciudades, debe venir también acompañado de la salida paulatina de los coches de parte sus calles. Quitemos espacio para los coches, que aunque no seamos conscientes ocupan casi el 80% de la vía pública, para dárselo a las personas. Cambiemos las plazas de aparcamiento por zonas ajardinadas y espacios para el ocio y el disfrute de las personas y peatonalicemos algunas de nuestras calles principales. Pronto veremos como nuestras calles se tornan más bulliciosas, el comercio incrementa su actividad y mejora no sólo la seguridad de nuestras calles sino la salud y calidad de vida de todos los sajeños y sajeñas. Nuestro yo del futuro, y sin duda nuestros hijos, hijas, nietos y nietas nos lo agradecerán.


El honor que supone que este jardín lleve mi nombre es un reconocimiento que nunca hubiera imaginado ni en el mejor de mis sueños. Y puestos a soñar, sueño con un Sax más verde, con más árboles poblando sus calles y bancos para disfrutar su sombra, con menos basura desperdigada por sus calles y parajes y con menos espacio para los coches y más para las personas. Con más lugares, en definitiva, que, como este jardín, sean un punto de encuentro, convivencia y disfrute y que nos ayuden a acercarnos a la naturaleza, de la que tanto dependemos y a la que tantas veces damos la espalda y maltratamos. Ojalá que estos sueños sean compartidos por muchos vecinos y vecinas y que puedan hacerse algún día realidad. 

Termino aquí mi intervención no sin antes daros las gracias a todos de nuevo de corazón por este inmenso honor, que llevaré siempre con orgullo, dignidad y emoción. Muchas gracias.


 

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